Los enemigos de la Muralla China, según la Great Wall Society

De mis conversaciones con el portavoz de la CGWS, Wu Gouqiang, he traído este nuevo artículo al que he llamado “Los enemigos de la Muralla China”. Aunque se habló un poco de todo, se hizo especial énfasis en cómo se ha ido destruyendo sistemáticamente a la muralla, con consentimiento expreso de los entes que deberían estar protegiéndola a tiempo completo. A modo de relato, les contaré todos los detalles.
Pocos edificios en la historia de la humanidad pueden alardear de tener tantos años en pie sobre la tierra. Las pirámides de Egipto, quizás, o la ciudad de Petra, en Jordania. Pero, el valor histórico que tiene la Gran Muralla China es algo de lo que los demás edificios carecen, de seguro.
A pesar de que la Muralla China le dio a todo la era imperial la riqueza y estabilidad que necesitó, todavía hay nuevas batallas que, tras la caída del último imperio, ha tenido que ir librando.
Primero fue la revolución de Mao, donde la Muralla China dejó de ser el ícono de la sociedad china, para convertirse en el enemigo principal. Era el ícono, ya no de China, sino de la edad feudal, de los brutales regímenes imperiales, que asesinaron, que no respetaron derechos, ni nada. Ahora la muralla china, al ser la única sobreviviente de esas épocas, era la única culpable de todo lo sucedido en milenios de historia anterior.
Así, más de la mitad de la muralla desapareció sin dejar rastro. Casi como que a los habitantes se les hubiera dado la ordenanza de que “pareciera un accidente”. Sin embargo, todavía faltaban batallas por librar.
Con la llegada de nuevos líderes al gobierno comunista chino, se fue ablandando la situación en torno a la muralla, y en algunos casos se le dio el valor histórico merecido, y se invitó de forma encarecida a protegerla y restaurarla. Eso, sin contar que el mayor mal ya se había propagado.
“Si la Gran Muralla China tuviera hoy el mismo peso militar y comercial de la era imperial, de seguro estaría totalmente conservada y restaurada para dos milenios más”, comentaba Wu. Pero, ¿acaso China no ingresa en turismo una barbaridad de dinero comparable, tal vez, a lo que ingresaban las dinastías imperiales por concepto de cobro de impuestos? Está claro que sí, y tal vez superen en cantidades. Pero, los tiempos son otros.
La cultura china actual se basa en el consumismo, en comprar y tirar, y poco de restaurar. No sería descabellado pensar que esta conducta se haya transferido a los temas que le atañen a la muralla. No sería loco pensar en que unos años después, se derrumbara la muralla para construir otra de altísima tecnología, porque los chinos actuales creen que la vida se basa en eso, más no en la preservación histórica.
El problema principal, finalizaba Wu, “es que de tanto criticar a los occidentales por sus conductas de irrespeto cultural y sólo importarles el dinero, muchos nos hemos vuelto igual a ellos”, conllevando todo esto a un cambio cultural donde la muralla no es más que un viejo dragón que nadie entiende que hace allí arriba, en la parte más al norte del mapa del gigante asiático.
El principal enemigo, tanto ayer como hoy, siguen siendo los seres humanos. La diferencia, es que ahora son los propios chinos los buenos y los malos, son responsables de cuidarla y los culpables por destruirla.
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