¿Por qué todavía existen tramos de las primeras murallas?

Algo que sin duda despierta la curiosidad de cualquier turista es saber cómo han sobrevivido al envite del tiempo, y a las inclemencias de la naturaleza, por más de 2.000 años, secciones de la muralla china que se construyeron durante la primera dinastía de la China Imperial, y, más específicamente, antes de que la Dinastía Qin iniciara el periodo de los imperios chinos.
Resulta poco menos que asombroso toparse con muritos de tierra perfectamente construidos y alineados, y luego darse cuenta que tienen allí unos dos milenios, y pareciera que ni arrugas les han salido.
Así que, es hora de hacernos la pregunta mágica.
¿Cuál fue el secreto de la Dinastía Qin para que su muralla durara tanto?
Las primeras secciones de la muralla son muy añejas. Corresponden a los periodos anteriores a la llegada de Qin Shi Huang. Sin embargo, esto no ha sido problema para que aún, en algunas zonas remotas del país asiático, se mantengan en pie. Analicemos cuáles han sido los secretos de su sorpresiva durabilidad.
En la actualidad, pensar en construir algo que dure dos milenios ya es ser demasiado optimistas. Incluso para muchos arquitectos reputados. Pareciera entonces impensado que un emperador que creía más en las supersticiones pudiera concebir un proyecto, utilizando materiales muy precarios, y llegar a mantener la edificación por 2.000 años más tarde.
A pesar de todo eso, lo hizo.
El secreto de la construcción de las primeras secciones de lo que hoy es la Gran Muralla China estuvo en el método de vaciado de sus paredes. En lugar de ir armando bloques, como se hace en la actualidad en algunos proyectos similares, se hizo un vaciado, como si de hormigón se tratase, sólo que en lugar de ello, eran moldes de madera y vaciados con capas de tierra, que cada cuanto se iba apisonando, y luego otra capa, y así hasta que se lograba el objetivo de altura.
Es también meritorio hacer saber que las primeras secciones de la muralla distan mucho de la altura que, por ejemplo, tienen las murallas construidas durante la Dinastía Ming. Mientras estas últimas tienen hasta 10 metros de altura, y almenas hermosísimas, las primeras secciones apenas llegaban a los 3 metros de altura.
Y esto tiene una explicación.
Cuando Shi Huang llegó al poder imperial, no tenía enemigos. Cuando unificó todos los reinos en un solo imperio, fue precisamente porque ya todos sus enemigos habían sido destruidos o se habían rendido. Los únicos enemigos que, más adelante, acecharían al imperio estaban ubicados en las mesetas al norte, en la actual Mongolia. Esto lo sabían en el imperio, ya que los mongoles se caracterizaban por armas livianas como los arcos o las lanzas. Por esto, construir una muralla más alta no tendría muchísima incidencia.
También, el emperador Shi Huang se esmeró en que la muralla durara lo más posible, porque esta debería ser tan resistente para evitar que los habitantes del nuevo imperio intentaran huir. Pero, además, y es quizás la parte más importante, Qin Shi Huang deseaba que su Dinastía Qin durara unos, lean bien, dos milenios. Al final, la Dinastía Qin se desmembró poco tiempo después de su muerte, pero, dos de sus construcciones míticas, la muralla y su mausoleo, sí cumplieron con los pronósticos de durabilidad.
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